sábado, 1 de marzo de 2008

LAS HUELLAS



Nunca me enamoré de nadie por las huellas que dejaban sus pies en la arena.

Hubiera sido bonito y romántico
perseguirlas hasta dar con la mujer de mi vida,
pero no puedo recordar las huellas de nadie por amor.
Amor en presente.

Sin embargo, aún tengo grabada la huella de tu desprecio
en el corazón.
Son las huellas del rencor.
Rencor eterno.

6 comentarios:

GALATEA dijo...

LAS HERIDAS
Más que perseguir huellas, deberíamos procurarnos huellas que acompañen a las nuestras en el camino.
Más que recordar viejas y dolorosas heridas, que flaco favor nos hacen en la superación del día a día, deberíamos recordar lo bueno que nuestro entorno es capaz de ofrecernos, así, gratuitamente.
Si tan sólo fuesen "huellas"... el tiempo y los elementos las borrarían. Pero no son huellas, sino HERIDAS las que nos hacen hablar ahora.
La vida pasa mientras nosotros tratamos de pararla, malvivirla, boicotearla, manipularla, engañarla… persiguiendo utopías que nunca van a materializarse. Y lo que buscamos con tanto ansia, con tanto empeño y con tanto gasto innecesario de fuerzas y energía … lo tenemos justo al lado… y no nos damos cuenta porque no paramos nuestro ritmo enloquecido de afán por tener lo que no nos corresponde… porque la mayor parte de las veces ya lo tenemos y no caemos en la cuenta de ello hasta que lo perdemos… y ya es irrecuperable…
Es terrible el desamor, porque lo que enferma no es el cuerpo, a penas la mente, pero sí el alma… y para eso no hay medicinas… sólo tiempo y volverse a llenar de amor... para volverlo a regalar.
Pero hay otros “trenes”, otras metas, otros objetivos a los que seguir aspirando y por los que seguir luchando… sólo tenemos que encontrar la motivación en esa energía renovadora que cada día se nos da como regalo… LA VIDA... y darnos... darnos de nuevo... porque es la única manera de volver a recibir.

Arwen dijo...

Me ha encantando el texto, Gorri.
No conocía ese lado tuyo.

Juanjo Merapalabra dijo...

higea me parece cierto todo lo que dices, pero lo haces a partir de una lectura del poema que no es la mía. Por supuesto, una vez terminado el poema, la lectura del escritor no tiene por qué ser la buena, lo bueno es que haya varias lecturas precisamente. La mía era una reflexión de lo poco que nos mueve el amor en pasado comparado con lo que nos mueve el rencor en pasado. Es como que son dos memorias diferentes.
Pero estoy de acuerdo contigo en que muchas veces nos preocupamos de otras cosas mientras la vida nos pasa. Bienvenida al blog de los sinver.

Vaya, gracias arwen bienvenida

matías prats dijo...

Elegante y afectada prosa, rica en vocabulario y símbolos de un alma sensible. Congratulations.

sinverweb dijo...

Es verdá que el amor no tiene pasado, como lo es que el rencor me produce gastritis y me lo tengo prohibidísimo (salvo una honrosa excepción). Pero ¿y la nostalgia? Lo que pudo haber sido y no fue... Lo que acabó y nunca debiera haberlo hecho... Revolcarse en melancólicos pensamientos de historias caducadas me parece la única actividad posible en las tardes lluviosas que aborrezco. Pero mejor el amor (mira, es como el título de una canción de Albert Pla o de Los Mártires del Compá...)

Juanjo Merapalabra dijo...

La nostalgia es como el moho de la fruta o el pan, con la humedad se reproduce. Además comer muchas cosas caducadas puede a usté sentarlo en el inodoro durante días. Pos eso, a mí tampoco me gusta la nostalgia, aunque es más activa, estoy de acuerdo.